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Diferencias entre bases tapizadas y somieres

Cuándo renovar mi base tapizada o somier

Es muy común preguntarse cada cuánto debe cambiarse el colchón, pero en las camas hay una segunda parte que puede resultar igualmente determinante para garantizar el descanso: el soporte.

Las bases tapizadas y los somieres multiláminas son el tipo de soporte más habitual para las camas. Por su apariencia y materiales, habitualmente con estructuras metálicas, se tiende a considerar que son productos muy resistentes que no necesitan ningún tipo de cuidado. No obstante, al igual que con los colchones, la durabilidad de somieres y bases depende también en gran medida del trato que se les dé. A continuación, te aportamos los puntos clave que debes tener en cuenta para evitar que tu colchón acabe cayéndose al suelo.

  • Revisa las lamas. Los somieres se componen de una estructura metálica conectada de parte a parte con lamas. Estas tablas de madera tienen la función de dar soporte al colchón al mismo tiempo que le permiten transpirar gracias al espacio que separa cada una de las lamas. Si notas que tu colchón se hunde, quizás el problema no se encuentre en el propio colchón, sino en las mencionadas lamas. Revisa que todas se encuentren debidamente alineadas y si encuentras alguna doblada o en malas condiciones, cámbiala antes de que tu colchón acabe por deformarse.
  • Comprueba tu base. Las bases tapizadas son un excelente soporte para los colchones, puesto que ofrecen apoyo de manera uniforme a toda su superficie. Por ello, resulta importante revisar que en la tabla de la base no surgen hundimientos o abolladuras, puesto que éstas acabarán por deformar el colchón.
  • Los ruidos no son normales. Si llevas un tiempo escuchando como tu cama cruje o se resiente con tus movimientos, no tienes por qué continuar aguantándolo. Crujidos o ruidos por el estilo no deben ser normales en las bases o somieres y son un claro indicador de que ha llegado el momento de cambiarlas. Habitualmente, este tipo de ruidos se originan por el desgaste de las maderas o el desajuste en tornillos o juntas metálicas. Revisa tu cama periódicamente, asegúrate de que las patas se encuentran debidamente apretadas y que ningún elemento se haya podido torcer o romper.

Muchas personas cometen el error de cambiar el colchón cada ciertos años y pensar que el somier o la base les va a durar toda la vida. Contar con un soporte en males condiciones hará que tu colchón, por nuevo que sea, se deforme y no pueda aportar todas sus prestaciones.